sexta-feira, 11 de maio de 2012

Israel

srael se comporta como un verdugo con los presos palestinos Emilio Marín (LA ARENA) Condenados a vivir en condiciones indignas y represivas en las cárceles israelitas, miles de palestinos están en huelga de hambre. Si alguno muere, habrá revueltas populares y más enfrentamientos. En abril pasado el mundo se enteró que Israel había declarado "persona no grata" al premio Nobel de Literatura, Günter Grass. El delito del alemán había sido la publicación de un poema donde calificaba al estado sionista como "un peligro para la paz mundial". Afirmaba que la mayor amenaza de la región es la capacidad nuclear de Israel y no la de Irán, que carece de ella. El ministro de Interior israelita, Eli Ishaia, adoptó la resolución extrema en contra del Nobel, ratificada luego por el canciller Avigdor Lieberman, un político de nulo antecedente democrático (en algún momento de confrontación con los palestinos de Gaza llegó a decir que se podía emplear en su contra un arma nuclear). Mientras dure la medida discriminatoria contra el autor del poema "Lo que debe ser dicho", éste no podrá visitar legalmente Israel. No es el único que tiene vedado ese ingreso. A mediados de abril pasado detonó otro escándalo en Europa cuando se supo que el estado sionista había solicitado a empresas aéreas alemanas, francesas y británicas (Lufthansa, Air France y Jet 2) que no permitieran a viajeros pacifistas embarcarse rumbo al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv. Ese cerrojo, acatado por las citadas líneas aéreas, quería impedir la llegada de activistas europeos a Belén, donde habría actos humanitarios a favor del pueblo palestino. Pese a las medidas policíacas, algunos pocos viajeros pudieron poner un pie en Belén y la maniobra quedó al descubierto mundialmente. Otro pelotazo en contra para Israel, similar a la injusta sanción contra el Nobel 1999. Aquellos viajes eran parte de la "Flotilla aérea por Palestina". Y es contemporánea con la preparación de la nueva edición de la "Flotilla por la paz en Gaza", que las tropas israelitas atacaron en forma brutal hace dos años en aguas del Mediterráneo con varios muertos turcos. Huelga en marcha Dos días después de la escandalosa negativa a recibir viajeros en el Ben Gurión, el 17 de abril, en el día el prisionero político palestino, comenzaba una masiva huelga de hambre de esos detenidos. Para la oficina israelí de prisiones "sólo" 1.600 presos se adhirieron a la modalidad de los "estómagos vacíos", como si la cifra fuera insignificante. Para achicar el impacto de la huelga, tuvieron que decir que el número total de detenidos era de 4.600, lo que los ensuciaba por otro lado, tanto o más que el conocimiento de la fracción sin comer. Las dos informaciones dejan muy mal parado al derechista premier Benjamin Netanyahu: tener un contingente de presos, algunos con muchos años de cárcel, de 4.600 personas, y que de éstas haya 1.600 (muchos más) en protesta. Para Adamir, organización humanitaria palestina, el número real de huelguistas tras los barrotes supera los 2.000. Para la ONG de derechos humanos Al-Haq son 2.600. El Comité de Huelga de Hambre lo integran militantes de Al Fatah, Hamas, Yihad Islámica, Frente Popular y Frente Democrático por la Liberación de Palestina. Sobresale de ese listado la amplia unidad lograda, una unidad que no es tan amplia entre quienes están en libertad de esas organizaciones, sobre todo por la puja Hamas versus Al Fatah. ¿Derechos humanos? Se sabe que Israel y sobre todo su socio mayor, Estados Unidos, pregonan que en Tel Aviv está el único régimen democrático de la región de Medio Oriente. No hay tal cosa y la situación de los presos palestinos, sin ser la única demostración, así lo amerita. Primero una cuestión numérica. Israel mantiene encarcelados a más de 4.600 palestinos. Y hasta octubre del año pasado eran 1.027 más, que fueron canjeados por el soldado israelita Gilad Shalit, capturado por Hamas en una acción guerrillera. De lo contrario los presos palestinos serían casi 6.000, una suma elocuente de la condición represiva del régimen, con laboristas o Kadima o Likud. De esos prisioneros, al menos 250 son menores de edad, que no han cumplido 18 años. También había muchas mujeres, la mayoría de las cuales fue incluida en el canje por Shalit. Algunas de esas prisioneras liberadas luego fueron vueltas a detener, como Hanaa Shalabi. Otra vez tras las rejas en diciembre de 2011, comenzó una huelga de hambre y al cabo de 43 días sin ingerir alimentos logró a fines de marzo último una victoria parcial. La sacaron de prisión y la enviaron exiliada por tres años a la Franja de Gaza. Más casos Otro huelguista de hambre que tuvo éxito con su ayuno militante fue Jader Adnan, un panadero vocero de la Yihad Islámica en Jenin, Cisjordania. Su rechazo a alimentarse se mantuvo 66 días, hasta que le firmaron una orden de libertad para mediados de abril. La suya fue hasta ese momento la huelga de hambre más larga de la historia del conflicto israelo-palestino, pero ese récord sería batido luego por otros de sus compañeros. Dos militantes palestinos Zaer Halahle y Bilal Diab superaron esa marca, al llegar a los 70 días sin alimentos. La organización humanitaria Adamir y Amnesty Internacional emitieron comunicados alertando que sus vidas corren peligro y que ambos están sometidos, como el resto de los encarcelados, a un trato "cruel, inhumano y degradante". De hecho esos dos militantes y otros ocho, entre ellos Ahmad Saadat, Secretario General del Frente Popular para la Liberación de Palestina y Diputado Nacional Palestino, encarcelado desde 2006 y confinado en aislamiento absoluto, han sido internados en hospitales carcelarios porque existe un riesgo cierto de muerte. Adamir y el Club de Prisioneros Palestinos, subrayando el peligro de fallecimiento de los huelguistas, recordaron que el preso del IRA Bobby Sands murió en 1981 al cabo de 66 días de ayuno. Varios palestinos ya pasaron ese límite... Sin derechos Los sucesivos escritos presentados ante la justicia israelita a favor de los ayunantes no han tenido respuesta positiva. Por ejemplo, Zaer Halahle y Bilal Diab, los dos que están desde más tiempo en esa protesta, vieron rechazada su apelación ante la Corte Suprema de "Justicia" israelí, la misma que en su tiempo había legalizado la tortura a pedido de los militares del Tsahal y el servicio secreto Shin Bet. El abogado de Diab, Jamil Khatib, informó del rechazo, a raíz del cual esos dos militantes tendrán que cumplir completa la detención basada en la "orden administrativa" en su contra. Esa modalidad fue heredada por la pasada ocupación británica en la zona y consiste en que, sin orden judicial, se pueda apresar a una persona y mantenerla por seis meses detenido, período renovable en forma indefinida. De hecho es una condena de cárcel de varios años sin derecho a defensa alguna en los tribunales. Justamente ese es uno de los aspectos más importante del programa reivindicativo de esta huelga de hambre. Entre los miles de presos hay más de 350 que están bajo el sistema de "orden administrativa", sin defensa jurídica y a merced de un sistema represivo a ultranza. Pero hay más. Otros reclamos tienen que ver con la penalidad ultra inhumana del confinamiento en solitario, sin poder hablar con nadie; que se permita estudiar a los penados y se autoricen las visitas familiares (en especial están impedidas las visitas de los familiares desde Gaza). Otros huelguistas de largo tiempo son Hassan Safadi, que lleva 58 días de huelga de hambre; Mohammad Al-Taj, 48 y Mahmoud Sarsak, 40. Estómagos vacíos La lucha pacífica, esforzada y riesgosa de los "estómagos vacíos" tiene el nombre de Karameh (Dignidad) y ha concitado gran apoyo en Gaza, Cisjordania y Jerusalén oriental, y en el resto del mundo, sobre todo en los países árabes. La Liga Árabe, de 21 naciones, instó al Consejo de Seguridad de la ONU y el Comité Internacional de la Cruz Roja a "obligar a Israel a que respete la legislación internacional, y revierta el encarcelamiento vejatorio que sufren los palestinos". Pero esos pedidos pueden pasar inadvertidos para Netanyahu y su protector Barack Obama. En cambio, no deberían subestimar la declaración de Hamas, la Yihad y otras organizaciones palestinas que afirmaron lanzarán una tercera Intifada (Levantamiento) si mueren algunos de los reclusos en huelga. La primera Intifada duró entre 1987 y 1993, y la segunda entre 2000 y 2005, con muchísimos muertos, sobre todo del lado palestino. Esos cientos de miles de luchadores, muy jóvenes, pusieron el tema Palestina sobre el tapete mundial. Los sectores duros palestinos están en una tregua de hecho con Israel, que podría romperse si hay decesos en las prisiones. Un dato que podría ser "de color" si la situación no fuera tan trágica: el servicio penitenciario sionista está multando a los huelguistas con entre 250 y 500 shekels diarios (entre 50 y 100 euros, o 66 y 122 dólares), según Adamir (EFE 5/5). Los huelguistas están dispuestos a pagar con sus vidas, un precio carísimo, pero ninguna multa de sus verdugos. ARGENPRESS

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